Señoras y señores, candidatas y candidatos a Gobernaciones, Asambleas Departamentales, Alcaldías, Concejos Municipales y cargos de gobierno en general:
Imagínense que alguno o alguna de ustedes nota que su computador personal comienza a portarse muy raro, y como se ha enterado de que en ese momento hay en el mundo una epidemia de virus informáticos desatada por hackers con claras intenciones de perjudicar la red global, llama a un técnico para que examine, limpie, vacune y asegure el computador.
Imagínense que alguno o alguna de ustedes nota que su computador personal comienza a portarse muy raro, y como se ha enterado de que en ese momento hay en el mundo una epidemia de virus informáticos desatada por hackers con claras intenciones de perjudicar la red global, llama a un técnico para que examine, limpie, vacune y asegure el computador.
El técnico ingresa al sistema, manifiesta que todo está bien, remueve un par de programas y actualiza otros dos, elimina unas cookies y le dice que no hay motivo de preocupación. Usted le paga. El técnico se va.
Usted se queda trabajando un par de horas en su computador, pero al rato vuelve a notar que el aparato no es el mismo de siempre. Se porta extraño, vuelve a fallar.
Aparece un letrero que le indica que debe realizar una actualización, proceso que va a durar varias horas. Usted decide irse a acostar mientras se carga la actualización.
Al día siguiente, como todos los días, usted enciende su aparato, y tras esperar un rato muy largo, finalmente aparece una pantalla azul. A pesar de que ejecuta todas los pasos rutinarios para comenzar a trabajar, no logra cargar ningún programa ni acceder a ninguna información. En la pantalla aparece y queda pegado ese temido aviso con letra de tango o de bolero del despecho, que advierte implacable que ha ocurrido un FATAL ERROR. Un ERROR FATAL.
Resuelve entonces llamar a otro técnico para que revise el computador. Su preocupación aumenta a medida que este señor manipula el aparato sin lograr entrar. Conecta un disco externo, teclea nuevas instrucciones, la pantalla se llena de largas hileras de letras y de números que cambian con rapidez… y finalmente el técnico le confirma el veredicto fatal: se ha borrado toda la información que tenía en su computador. Le dice que el software vital del aparato está corrupto (palabra que incrementa su desconcierto) y que eso incluye al antivirus con que usted tenía protegido el computador. Le advierte también que es posible que esté afectado el hardware del aparato. Mejor dicho: que su computador se fregó.
- ¿Qué puede haber pasado?, pregunta usted.
- Parece que la persona que vino ayer desactivó el antivirus, y mientras se cargaba la actualización, el computador fue invadido por una cantidad enorme de virus informáticos que causaron esa devastación.
Intenta llamar varias veces al técnico de ayer pero no consigue comunicarse. Una grabación le dice que “El número marcado no se encuentra en servicio”. Usted está indignado y quiere pedirle explicaciones, demandarlo, decirle que es un criminal. Un criminal malintencionado, o en el menos grave de los casos, el responsable de un descuido criminal. Los perjuicios que ha causado esa actuación no solo lo afectan a usted, sino también a sus hijos y nietos, que han perdido para siempre una parte significativa de la memoria familiar, que a su vez es un componente importante de su Identidad.
El Sistema Territorio
Ustedes están aspirando a cargos de elección popular, que de alguna manera los hace responsables del manejo de ese sistema complejo -conformado por subsistemas interrelacionados- que es el territorio que pretenden gobernar. En otras palabras, está en sus manos tomar una cantidad enorme de decisiones de las cuales, de una u otra manera, va a depender la calidad de vida -y la vida misma- de todos los seres humanos y no humanos que constituyen ese territorio. De las generaciones actuales y de las que vendrán después.
Centro de Bogotá y Cerros Orientales
Recuerden que ustedes no solamente van a gobernar sobre las comunidades humanas, sino sobre los ecosistemas y todos los seres que los conforman, tales como las plantas, los animales (comenzando por los insectos), los hongos y demás organismos y microorganismos que determinan que los suelos sean, en sí mismos, otros seres vivos: nada menos que la base de esa compleja red de intercambios de materiales, de energía y de información de la cual dependemos también las comunidades humanas para existir.Entre los seres vivos no humanos existen varios que no lo están de la manera biológica convencional, pero que también se transforman de manera permanente, interactúan entre sí, tienen memoria y se hacen sentir: las dinámicas geológicas; el agua en todas sus expresiones y formas (agua líquida, agua sólida o congelada, vapor de agua, aguas subterráneas, aguas atmosféricas -que incluyen a las nubes y aguas que corren sobre la superficie del territorio. La niebla; y el agua que está incorporada a los seres vivos, también).
Ciudad Bolívar - Bogotá
También son actores-activos y decisorios el clima y el tiempo atmosférico, que resultan de las interacciones entre múltiples factores, desde la altura y el relieve de los territorios que ustedes esperan gobernar, hasta la manera como la Energía procedente del Sol incide y se transforma en ese mismo territorio, o en los territorios vecinos que de una u otra manera inciden sobre el suyo, así como este incide sobre los demás.
A lo largo de siglos todos esos seres no humanos, unos con mayor contundencia que otros, han venido llevando a cabo eso que hoy denominamos “ordenamiento territorial”.
Y todos esos actores y factores generan una capacidad de autorregulación, muy similar a lo que hacen los sistemas que conforman “la inteligencia artificial” de su computador, entre los cuales cumple un papel muy importante ese antivirus que el técnico irresponsable desactivó.
Jericó, Antioquia
Varias veces, en otros textos sobre este mismo tema, he comparado también a los sistemas de autorregulación de los cuales depende esa capacidad que le permite al territorio transformarse para resistir y para recuperarse de los efectos que generan dinámicas externas o surgidas de su propio interior (resiliencia), con el sistema inmunológico de todos los organismos vivos, incluidos por supuesto los seres humanos.
En un artículo reciente afirmé:
"Con el perdón de los especialistas que, por supuesto, saben mucho más del tema que yo, me atrevo a afirmar que el sistema inmunológico de cada ser humano no está compuesto solamente por “una red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para proteger el cuerpo”, entre los cuales se destacan los leucocitos y el sistema linfático, sino que de una u otra forma surge de la interacción entre todos los sistemas concatenados del organismo (circulatorio, óseo, nervioso, digestivo, endocrino, muscular, respiratorio, reproductor, urinario), además del sistema afectivo, del sistema de creencias y valores y, en general del “sistema cultural” del cual cada uno de nosotros es expresión y parte. Esto quiere decir que todo uno es su sistema inmunológico."
Ver: RESILIENCIA URBANA Y CAMBIO CLIMÁTICO - Qué determina que una ciudad sea capaz de convivir sin mayores traumatismos con el cambio climático y con otras dinámicas generadoras de amenazas”, publicado en la revista El Arrendajo Escarlata
En el caso de los territorios del planeta, incluidos los de Colombia, la gran amenaza que hoy pesa no solamente sobre su territorio sino sobre todos los demás territorios del país, no es, como en el caso de los sistemas informáticos, una epidemia viral.
Son los efectos del llamado Cambio Climático o Crisis Climática, que a su vez es el resultado de que con la manera irresponsable como nuestra especie humana se ha relacionado con la Tierra, la hemos obligado a activar su propio sistema inmunológico, sus propios mecanismos de autorregulación.
Manizales y Pereira
Muchas veces he repetido también, que nuestro desafío no es salvar el planeta (que se está salvando a sí misma a través del cambio climático), sino salvar la posibilidad de que nuestra especie humana pueda continuar formando parte del Él.
Cada persona que toma alguna decisión sobre algún territorio, desde su propio cuerpo hasta la Tierra entera, pasando por esos territorios que ustedes aspiran a gobernar, debe asumir ese desafío con plena responsabilidad actual e intergeneracional, porque ustedes van a tener que responderles a muchas generaciones por los efectos de las decisiones que tomen o que dejen de tomar.
Los antivirus de los territorios a su cargo
Tomen atenta nota, por favor: unos componentes centrales de los antivirus que les permiten a sus territorios protegerse de los efectos del cambio climático, son todos aquellos que conforman los llamados Patrimonio Natural y Patrimonio Cultural, la mayoría de las veces estrechamente interrelacionados entre sí. En gran medida la Cultura en sus distintas expresiones, surge precisamente de la necesidad que ha tenido y sigue teniendo nuestra especie de adaptarse dinámicamente para convivir sin traumatismos con las dinámicas del Patrimonio Natural.
Los ecosistemas urbanos y rurales, los bosques existentes en los campos, pueblos y ciudades, el llamado arbolado urbano, los humedales, los ríos y las quebradas, las aguas subterráneas, los suelos vivos (con todas las especies vegetales y animales que los conforman, y con todos los microorganismos que se encuentran encima o debajo de la superficie y que le otorgan al suelo resistencia, resiliencia y fertilidad), todos esos actores y factores interactuando entre sí -digámoslo una y muchas veces más- nos permiten al territorio y a quienes existimos en él, convivir con los efectos de la crisis climática global con todas sus expresiones e impactos locales. No quiere decir que no vayamos a sentir los efectos de ese proceso global, pero sí que podremos convivir localmente con esos efectos sin que necesariamente se conviertan en catástrofes.
Río Cauca
Deteriorar -y peor aún: destruir- esos componentes y las interrelaciones que le otorgan al territorio salud ambiental, equivale al crimen que intencionalmente o por ignorancia o por descuido, cometió el técnico que desactivó el antivirus de su computador. Ustedes, de llegar a los cargos públicos a los que aspiran, no van a querer, por supuesto, quedar en la historia del territorio como quedó ese técnico pícaro o inepto en su historia familiar.
Cada vez que cuando estén ejerciendo esos cargos a los que hoy aspiran, piensen en talar un bosque urbano o rural, en cubrir de cemento un humedal, en alterar las condiciones que a unos y a otros les permiten absorber los efectos extremos del cambio climático o de la variabilidad climática.
Cuando les propongan cambiar vegetación natural por imitaciones sintéticas, o restringirle al agua sus derechos a fluir, a expandirse en temporadas de lluvias, a ser absorbida por los suelos, a que las cuencas estén protegidas por vegetación natural, recuerden el crimen que
cometió el bárbaro que privó del antivirus a su computador.
Cada vez resulta más claro que los desastres no son naturales sino, que como se dijo antes, son el resultado de decisiones equivocadas. O de decisiones necesarias y adecuadas que en algún momento se dejaron de tomar, por ignorancia, por descuido o porque existió de por medio algún interés contrario al bien común.
Cuando la Naturaleza no se respeta y no es escuchada por las buenas, protesta por las malas. Y a esas cuentas de cobro las llamamos desastres.
Recuerden que no basta que un proyecto o una intervención cualquiera que se lleve a cabo en el territorio, no solamente debe ser legal con el Estado, sino que también debe ser legal con lo ecosistemas, con las comunidades y con las generaciones actuales y con las que están por llegar.
Jericó, Antioquia
La Naturaleza no come cuento: a un río, a un humedal, a un bosque o a una montaña a la cual se les violan sus derechos, no les importa si esa violación se ha llevado a cabo con licencia oficial.
Ustedes verán si se comprometen a propiciar un desarrollo verdaderamente sostenible, o si asumen la responsabilidad intergeneracional de cometer a sabiendas un ERROR FATAL.
Ustedes tienen la gran oportunidad de formar parte de una generación comprometida con la gestión social y ambientalmente responsable y verdaderamente sostenible, de esa porción del planeta Tierra que aspiran a gobernar.
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