Dice el artículo:
Entre la observación de los chitas en las planicies del Serengeti y los mimos que se reciben con los cuidados y tratamientos de un spa, usted puede pasar una mañana enseñando a leer a los niños. “El voluntariado es para personas con más tiempo que dinero”, dice el fundador de Exquisite, David Chamberlain, quien llama a esos viajes “filantrópicos”. En cambio, los viajeros más pudientes llegan a lugares oprimidos que se omiten en las guias de turismo y aunque el tiempo que se pasa en las trincheras puede ser mínimo, los participantes frecuentemente se transforman. “Pasamos una semana en los barrios marginados de Nairobi, donde compramos bolsas de arroz que entregamos a orfanatos; luego visitamos a Tanzania, donde vimos 300.000 ñues”, dice Tom Dowd, presidente de la compañía industrial química Down and Guiad, Inc., quien el otoño pasado hizo contribuciones significativas para organizaciones de ayuda humanitaria.”
Me pregunto qué tanto aprenderán a leer los niños de las escuelas beneficiadas por esas visitas filantrópicas, si a otros, en condiciones mucho más favorables y con maestra de tiempo completo, nos costó tanto trabajo aprender.
Esta no es la única empresa que organiza ese tipo de safaris... o de tours. Hay otras. A algunas de las cuales, seguramente, no les interesa que se acabe la pobreza, como tampoco les interesará que se acaben los ñues.
A juzgar por esta foto tomada por Santiago Forero de la Revista DONJUAN, el Gobernador de Cundinamarca, Pablo Ardila, no es cliente de estos "safaris exquisitos". Menos mal.
1 comentario:
Lo que hace la correctez y la doble moral. Buen post Gustavo.
Saludos respetuosos y cordiales.
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