lunes, agosto 28, 2006

A mansalva y sobre seguros

Hombre pre-venido: eyaculador precoz

Pasa el huracán Katrina, su casa ha quedado casi totalmente cubierta por el agua, todos sus bienes terrenales están anegados y por ende destruidos, pero a usted le cabe la enorme satisfacción de haber sido una persona prevenida y de haber pagado durante varios años un seguro contra huracanes.
Cuando (seguramente escurriendo la póliza) se acerca a la compañía aseguradora a reclamar la correspondiente indemnización, le salen con el cuento de que el seguro no cubre los daños sufridos por su casa, porque éstos no fueron ocasionados por los "high winds" (vientos fuertes) sino por la "storm surge" (marea de tormenta). En consecuencia, usted no tiene derecho a ninguna indemnización.

Esa es, según informan CNN y otros noticieros, la respuesta que están recibiendo los miles de damnificados por el paso del huracán Katrina por Nueva Orleans y otras ciudades y poblaciones del Golfo, por parte de las (o de unas, no sé bien), compañías aseguradoras.

Un huracán es un enorme ventilador, que sopla a gran velocidad (como se sabe, la velocidad de los vientos determina la categoría del huracán). Pero simultáneamente, es una poderosa aspiradora, que hace descender la presión atmosférica por donde va pasando. En términos más sencillos, un huracán es como un émbolo o un pitillo que chupa todo lo que encuentra a su paso, incluyendo el agua del mar. Al descender la presión atmosférica, sube el nivel del agua y se produce la marea de tormenta.

Durante la temporada de huracanes del año pasado, el huracán Wilma batió el record de ser el huracán más poderoso jamás registrado desde el punto de vista de su capacidad de succión. El descenso de la presión atmosférica provocado en algún momento por Wilma, equivalió a que al nivel del mar la presión atmosférica hubiera descendido hasta la que normalmente existe a 1.320 metros de altura sobre el nivel del mar (unos metros por debajo de la altura de Armenia, Colombia).

Una y otra característica de los huracanes son inseparables entre sí. Es como si uno tiene su casa asegurada contra terremoto, el terremoto provoca un incendio, y además de caerse la casa se le quema lo que está adentro, y la compañía de seguros alega que no paga porque el seguro era contra sismo pero no contra incendio.... o porque los bomberos fueron los que provocaron el daño y no el temblor. A lo mejor este argumento, que a mí me parece ridículo, opera así. Yo no sé.

Muy grave el antecedente, porque va minando la confianza de la gente en el mecanismo del seguro que, conjuntamente con otras medidas, contribuye si no a reducir automáticamente las pérdidas materiales o las pérdidas de vidas causadas por un desastre, sí a que los afectados "despeguen la aguja" y puedan recuperarse menos traumáticamente de los daños sufridos ("las penas con pan son menos", dice el refrán). Es lo que en el medio se denomina "transferencia del riesgo".

Me acuerdo de una muchacha que trabajaba hace años en mi casa, y que le decía a mi mamá que ella no entendía para qué los ricos gastaban tanta plata en seguros de vida, si se morían igual que los pobres. Ahora pienso que tenía razón.

Y me acuerdo también del tío de un amigo, que cuando llegó a su casa con la póliza del seguro de vida que acababa de tomar, descubrió que la letra menuda rezaba:

Este seguro no será válido si el deceso se produjere en tierra, mar o aire

Definitivamente, no aprenden

Me cuenta una persona que recientemente se pasó a vivir a Miami, y que en este momento está tomando las necesarias precauciones para esperar el posible paso del huracán Ernesto por esa ciudad, que se comunicó con el administrador de su edificio para preguntarle en dónde estaban y cómo se instalaban los shutters o planchas que se utilizan para proteger las ventanas en las edificaciones ubicadas en las zonas de huracanes. Con enorme sorpresa recibió como respuesta que en ese inmueble no se había permitido la instalación de shutters para no dañar las fotos de promoción del edificio y para no dañar la estética del condominio... !!!

Transcribo la última parte del correo de mi amiga:

"Cuando logré salir de mi estupor y quise tratar de manejar el diálogo con esa persona cuyo IQ había quedado evidenciado con lo anterior, le pregunté si habia visto la película del TITANIC y si se acordaba de las consecuencias que tuvo el hecho de no poner suficientes balsas de emergencia para no afear el barco. Le dio una risita... y ya."

Bueno, digo yo: por lo menos sabemos qué clase de gente es la que lleva a Bush a la Presidencia de los Estados Unidos.

2 comentarios:

juanba dijo...

Una cita que leí hace poco del poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht decía algo así como "¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo"?. Bueno, creo que esta misma máxima debería aplicarse a las compañías de seguros que, oh casualidad, en muchos casos no son más que una parte de ese mismo holding al que pertenecen los bancos.

Mi visión en esta vida sobre la "seguridad" se basa en tres puntos, los dos primeros, más científicos si se quiere, me los inculcaron en la universidad y como todo bicho de sistemas informaticos que soy sé que por lo menos en mi área de trabajo se cumplen. El tercero, algo más irónico aunque no menos cierto es la base fundamental del llamada Ley de Murphy.

1) La seguridad de un porcentaje que va del 1 al 99,99999. Nunca lega a 100%, osea es un concepto que no llega a tener un significado absoluto.

2) La seguridad de un sistema es tan fuerte como lo es su componente más débil.

3) Si existe la posibilidad de que algo vaya mal, va a ir mal.

Salutes

juanba dijo...

Re-leyendo el post me quedó una duda:

¿Las compañias aseguradoras estarán aseguradas contra incendios provocados por hordas de clientes estafados?

(Donde haya fuego, allí levaremos más gasolina)

Salutes

Salutes