viernes, junio 18, 2010

"LA RAZÓN DE LA DEMENCIA"

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Si verdaderamente estuviéramos en nuestro juicio (definición de "cuerdo" que aporta el diccionario) y si verdaderamente "hiciéramos reflexión" (según la definición de "cordura"), la lectura "cuerda" de las noticias de Colombia que de manera permanente aparecen en los diarios, nos sumiría en la depresión o en la locura. Si fuéramos plenamente conscientes del horror y del dolor que subyace detrás de cada una de esas noticias macabras y reales que describen la realidad colombiana, andaríamos locos. La locura sería una muestra irrefutable de cordura. Pero no: hemos descubierto la manera de 'hacernos los locos' ante la barbarie, inclusive -muchos millones de colombianos y colombianas- a la hora de elegir a los gobernantes en cuyas manos vamos a colocar nuestros destinos.

Me sorprende, en consecuencia, la noticia que aparece en primera página de El Espectador de ayer jueves 17 de Junio, titulada "Diario de una Locura", de acuerdo con la cual un cuaderno de notas escritas por el subintendente Luis Hernando Peña, muy posiblemente asesinado por la guerrilla durante su secuestro, "daría razón de la demencia que lo invadió en cautiverio".

La periodista que escribe la noticia, presenta la siguiente como "apenas una de las tantas frases sin sentido que consignó el intendente en un cuaderno malgastado, en el que no dedicó ni una sola palabra a los suyos, y que ofició como una especie de diario de cautiverio":

"Cualquier cosa en el universo puede contar la historia de todas las cosas"

Esa es una de las frases más bellas -e incluso más acertadas desde el punto de vista filosófico y científico- que he leído recientemente, equivalente a aquella del pensador francés Gastón Bachelard, según la cual "El cielo entero cabe en el espacio de una rosa. El mundo viene a vivir en un perfume. La intensidad de una hermosura íntima condensa las hermosuras de todo el universo."

"El Grito" de Edward Munch, en versión del río Magdalena

Seguramente sí es una locura que tras más de 11 años de estar sometido a la infame tortura del secuestro, el subintendente Peña Bonilla haya logrado mantener la lucidez y la cordura necesarias para escribir esa y otras frases iluminadas, con base en las cuales la periodista de marras diagnostica su locura.