domingo, mayo 16, 2010

SEÑAL DE CLOROFILA DESDE LA BASE DEL VERDE...

Desafortunadas las declaraciones de Mockus frente al Polo. Sobre todo, porque se pueden interpretar (hay muchos interesados en que así se interpreten) como un mensaje a la gente que milita en el Polo o que simpatiza con ese partido, en el sentido de que en el proyecto de país que Mockus lidera y encarna, no hay cabida para sus sueños y aportes. Aportes que, en este caso particular y casi único en la política colombiana, son de energía y de capacidad humana, de convicción eficaz, de esperanza activa, de propuestas entusiastas.

Desde la base del Partido Verde, al cual me he acercado al igual que muchos colombianos y colombianas, sin más rango ni interés que el de contribuir a conjurar ese sino trágico a que parece condenada Colombia, me atrevo a confiar en que esa no ha sido la intención de nuestro candidato.

Como -y de eso estoy seguro- la intención de Mockus tampoco era la de acusar a todo un partido político, de simpatizar con la barbarie de las FARC, o de legitimarla. (¡Cómo será esa barbarie, que por cuenta de ella la mayor fortaleza electoral de Santos se encuentra en las comunidades más pobres de las zonas urbanas y rurales!) Si alguien ha condenado de manera expresa y contundente a las FARC, ha sido Petro, conjuntamente con otras muchas personalidades visibles y menos visibles del Polo.

Con todo derecho Mockus y las directivas del Partido Verde pueden decidir si hacen o no acuerdos programáticos y electorales con otros partidos. Pero me quedaría dificilísimo entender que las puertas, no del Partido Verde, sino las de esa nueva Colombia que esperamos que se comience a construir a partir del próximo 7 de Agosto (o desde que queden elegidos Mockus y Fajardo) vayan a quedarles cerradas a quienes se acerquen a ellas sin cumplir el requisito previo de la apostasía.

Y como por primera vez en mucho tiempo, se les está abriendo un espacio político real a los sueños, me atrevo a soñar incluso con que al gabinete del Presidente Verde, se integren algunos de los líderes del Amarillo y del Rojo, a quienes también les hemos oído excelentes posiciones y propuestas, totalmente compatibles no solamente con el discurso político, sino con esa concepción de la vida que Mockus está a punto de convertir en Gobierno.

Yo, por mi parte, sigo y seguiré firme con la candidatura de Mockus, a la cual no solamente espero contribuirle con mi voto, sino convenciendo a mucha gente de la importancia de votar en las próximas elecciones por el Verde. Y lo hago con argumentos basados en mi propia convicción sobre las propuestas de Antanas y con la seguridad de que él posee la limpieza vital, las capacidades y la trayectoria necesarias para llevarlas adelante.

Lo que ni siquiera les insinúo a mis interlocutores, es que renuncien a sus camisetas, porque eso sería incompatible con la valoración y el respeto a la BIODIVERSIDAD, que también debe tener su expresión en la política.

Si más allá de las diferencias existentes, toda esa biodiversidad confluye en el reconocimiento de que la vida es sagrada y en la convicción de que el respeto a lo público es la base de la gobernabilidad y de la convivencia ¿por qué no soñar con que se puedan completar los colores del semáforo, e incluso aumentarlos con algunos tonos límpidos de azul y de naranja?

Desde estas bases donde el pasto es Verde, y como vocero única y exclusivamente de mis propios sueños, envío al ciberespacio esta convencida señal de clorofila.

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