domingo, enero 31, 2016

Islas de Calor Urbano, adaptación al cambio climático y escenarios de desarrollo regional para Bogotá-Cundinamarca



El concepto de Isla de Calor Urbano (en inglés: Urban Heat Island), describe el fenómeno en virtud del cual en las grandes ciudades la temperatura de la superficie y del aire sobre los cascos urbanos, es mayor que la temperatura en sus alrededores.

"Esta sección transversal a través de una ciudad típica muestra cómo las temperaturas son generalmente más bajas en las fronteras urbanas-rurales que en los densos centros de las ciudades"
Fuente: Lisa Gardiner / Ventanas al Universo, de acuerdo a una figura del Laboratorio Nacional de Lawrence Berkeley

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la diferencia de temperatura entre una ciudad promedio de un millón de habitantes y el campo circundante puede ser de entre 1 y 3 grados Celsius hasta 12 grados Celsius en condiciones especiales.

En términos generales las causas de las islas de calor urbano son, por una parte, la transformación del suelo por la urbanización, proceso que implica sustitución de áreas verdes por superficies duras; reducción de las superficies porosas a través de las cuales se producen intercambios de humedad y calor entre el suelo y el aire, materiales de construcción de edificios y vías que absorben gran cantidad de calor, y otros factores como la densidad entre las edificaciones y la altura de las mismas, que determinan que las ciudades retengan y acumulen una mayor cantidad de radiaciones calóricas procedente del Sol que la que retienen las zonas rurales.

Y por otra parte, las ciudades son en sí mismas grandes productoras y en alguna medida “exportadoras” de calor debido a la concentración urbana-humana, a las actividades productivas, a los medios de transporte y a la emisión de gases de efecto invernadero.

Ambas causas se retroalimentan positivamente entre sí, es decir, se refuerzan mutuamente, e incrementan la intensidad del fenómeno.


 Fuente: Action BioScience

Las islas de calor urbano no son producto del cambio climático sino que surgen independientemente de ese proceso global, pero por supuesto su intensidad y su impacto aumentan a medida que aumenta la temperatura promedio del planeta y con ella la temperatura del territorio del cual cada ciudad forma parte. Un documento de la EPA sobre el tema describe las islas de calor urbano como “cambios climáticos locales”.

Lo mismo puede afirmarse de la relación entre las islas de calor urbano y esa expresión de la variabilidad climática que es el fenómeno de El Niño. En este momento (principios de 2016) las islas de calor urbano en las ciudades colombianas producen unos efectos de elevación de temperatura, concentración de la contaminación atmosférica e inversión térmica mucho más fuertes que cuando no existe la presencia de El Niño.


Cómo reducir el efecto de las islas de calor urbano

Entre las medidas para reducir el efecto de las islas de calor urbano a nivel interno de las ciudades, se recomiendan el incremento de las áreas verdes, la plantación de grandes cantidades de árboles en las zonas urbanas, la utilización de materiales con baja capacidad de absorción de calor en edificaciones, plazas, andenes, calles y autopistas, “techos verdes”, el uso de medios de transporte no contaminantes, etc.

¿Densificación o expansión?

Uno de los factores que incrementa el efecto Isla de Calor Urbano, ya lo dijimos, es la densidad en el territorio urbano de las edificaciones (y por ende de las personas y sus actividades) y la altura de los edificios, lo cual a primera vista aconsejaría extender la ciudad para reducir el problema.


Sin embargo esto resulta mucho peor si se tiene en cuenta el impacto que genera la expansión de la costra urbana sobre el territorio, ya no solamente por la impermeabilización de los suelos, la consecuente alteración del ciclo de agua (incluyendo la ruptura de los intercambios entre aguas atmosféricas, superficiales y subterráneas), el deterioro y en muchos caos la destrucción de humedales y la invasión a los cauces de ríos y quebradas, sino además por el impacto que genera la conurbación sobre las comunidades campesinas, la producción de alimentos y la biodiversidad rural. 


Bogotá desde la Estación Espacial Internacional

Además de un impacto especialmente indeseable que suele ocurrir la mayoría de las veces, como es la pérdida de la autonomía e identidad de los municipios y localidades que la gran ciudad materialmente se termina tragando. Ejemplo cercano, la manera como Bogotá materialmente se tragó los municipios de Usme, Bosa, Usaquén, Suba, Fontibón y Engativá para conformar en 1954 el Distrito Capital, y como se unió físicamente con Soacha sin solución de continuidad. 

Como las metrópolis no se encuentran solas en los territorios, la reducción de los problemas derivados de este fenómeno urbanocéntrico no se pueden tomar teniendo en cuenta sólo los intereses de la ciudad más grande de la región, sino que debe llevarse a cabo de manera concertada entre las zonas rurales y los demás núcleos urbanos que la comparten.

Lecciones para Bogotá

Bogotá, por supuesto, también es la capital de las islas de calor urbano colombianas. La extensión de su costra urbana, mayor a 40 mil hectáreas (400 kilómetros cuadrados) y su gran número de habitantes, de vehículos y de actividades productivas, así lo determinan. 

Sin embargo, al mismo tiempo, Bogotá posee múltiples ventajas con respecto a otras ciudades del mundo, comenzando por el hecho de que hasta el momento sus habitantes no hemos requerido ni calefacción ni aire acondicionado para mantener la habitabilidad de las edificaciones ni en invierno ni en verano. Estos dispositivos incrementan el uso de energía, la presión sobre el agua en las hidroeléctricas y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, al menos en esas condiciones que llamamos “normales” (hoy ausentes por efectos de El Niño…situación que puede volverse permanente por elcambio climático) el régimen de vientos y de lluvias reduce un poco el impacto, hacia el interior y hacia los alrededores, de la isla de calor urbano.

La solución para Bogotá ya está inventada… aunque no sabemos si va o no a implementarse, pues en este momento todo parece indicar que se está fortaleciendo el escenario tendencial que se describe más adelante y que en su momento se identificó como el menos adecuado.

De las ciudades a las regiones: desarrollo regional integrado en Bogotá-Cundinamarca

Por una parte, en lo que a Bogotá respecta, todas las medidas que comienzan a planearse o a tomarse frente al cambio climático -reducir emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación) y fortalecer la resiliencia del territorio para absorber sin traumatismos sus efectos (adaptación)- resultan pertinentes también frente al efecto Isla de Calor Urbano.

Por otra parte, la estrategia de desarrollo regional más importante para la ciudad y para toda la región a la cual la ciudad pertenece, y para todos sus componentes urbanos y rurales, quedó planteada desde principios de la década pasada como resultado de un proceso con amplia participación interinstitucional que se denominó “Mesa de Planificación Regional Bogotá-Cundinamarca” y que culminó con una propuesta de escenarios para el desarrollo regional integrado entre Bogotá y Cundinamarca. Uno de esos escenarios se identificó como “deseado”. Los otros dos se desaconsejaron.

En ese momento el tema del cambio climático y de la variabilidad climática extrema no era prioritario en ninguna agenda estatal ni privada, y creo que en ese proceso tampoco se mencionaron ni preocupaban las islas de calor urbano. Sin embargo los resultados de ese proceso resultan totalmente pertinentes frente a estos problemas que hoy sí son fuertemente sentidos y prioritarios.

La dirección de la Mesa de Planificación estaba en cabeza del Alcalde de Bogotá (Antanas Mockus), el Gobernador de Cundinamarca (Álvaro Cruz), el Director de la CAR (Darío Londoño) y el Director del DNP (Santiago Montenegro). La Secretaría Técnica la ejercía Claudia Hoshino, Coordinadora para América Latina y el Caribe del Centro de Naciones Unidas para Desarrollo Regional UNCRD. La coordinación del equipo técnico de apoyo estuvo a cargo del arquitecto y urbanista Mario Noriega.

En ese proceso, en el cual participaron 2.754 personas y 238 instituciones (incluyendo entidades de todos los niveles, universidades, organismos internacionales, etc.), a través de 132 talleres se llegó a la conclusión de que el escenario ideal o deseado era el que en ese momento se denominó Escenario 3: desconcentrado o red de ciudades compactas y autónomas.


Escenarios referenciales

 El Escenario 1: concentrado, “es aquel hacia el cual está avanzando la distribución de la población y el desarrollo en el área de estudio y hacia el cual seguirá avanzando si no se toman medidas que promuevan el fortalecimiento de un escenario diferente. En este escenario el desarrollo se concentra en Bogotá y sus municipios más próximos, y el resto del área de estudio se adecua a las condiciones y necesidades del desarrollo irradiado desde el centro."


Escenario 1: el tendencial

El Escenario 2: lineal, “propone una estructura lineal del desarrollo a lo largo del corredor determinado por la cuenca del Río Bogotá desde su nacimiento hasta el Municipio de Girardot. Incluye la articulación de los municipios de la Sabana de Bogotá con todos los que constituyen las provincias localizadas a lo largo de la cuenca, e involucra directamente a 66 municipios de Cundinamarca y al distrito Capital. Se supone que la consolidación de este corredor irrigaría en el largo plazo el desarrollo hacia el resto del área de estudio."

Escenario 2

El Escenario 3: red de ciudades compactas y autónomas, “supone que el desarrollo puede distribuirse en varios puntos estratégicos de toda el área del Departamento de Cundinamarca, a través de una red de ciudades compactas y autónomas. La concentración de las inversiones se determina a partir de identificar subregiones conformadas por la combinación del manejo de los ejes de movilidad (vías, ferrocarril, transporte fluvial, etc.), de las características y jerarquía funcional de asentamientos existentes, y del manejo de unidades geográficas como cuencas o valles. Este escenario no se limita a considerar acciones de integración dentro del Departamento de Cundinamarca sino que explora el refuerzo de los vínculos que existen con ciudades, territorios y departamentos vecinos."

Escenario 3: el deseado

Los últimos renglones se concretaron con la creación de la RAPE, Región Administrativa de Planeación Especial, en la cual se integran los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Meta y el Bogotá Distrito Capital. Muchas veces he manifestado mi convicción de que este proceso es uno de los pasos más importantes que se han concretado en Colombia con miras a la gestión territorial y la adaptación al cambio climático. Es de destacar la importancia que desde un principio se le ha otorgado a la sustentabilidad ecosistémica (con énfasis en los páramos), al agua y a la gestión del riesgo de desastres.

Ojalá la RAPE y sus propósitos sigan contando con voluntad política y tengan la necesaria continuidad efectiva ahora, cuando han cambiado las cabezas de las entidades territoriales que la conforman. De lo contrario entraría a formar parte de la lista de procesos innovadores que han comenzado en Colombia y que precisamente por falta de esa voluntad política, se han apagado sin pena ni gloria, pero con gran perjuicio para los territorios, sus economías, sus ecosistemas y sus comunidades.



La gráfica muestra las implicaciones de cada uno de los escenarios sobre la inversión en gestión de cuencas hidrógraficas


Distribución del incremento de población en cada escenario

También como resultado de la Mesa de Planificación Territorial y mucho antes de la constitución de la RAPE, el Gobierno Nacional expidió en 2003 el CONPES 3256 con las “políticas y estrategias para la gestión concertada del desarrollo de la región Bogotá-Cundinamarca”. Habría que evaluar qué efectos reales ha producido ese documento de política pública o si, como tantos otros CONPES, se quedó engavetado.

La Región Hídrica del Río Bogotá y la Reserva van der Hammen

A la luz de ese Escenario desconcentrado o red de ciudades compactas y autónomas hay que leer propuestas como la de la Región Hídricadel Río Bogotá que desde hace varios meses ha venido formulando la Gerencia de Planeamiento y Control de la Empresa de Acueducto de Bogotá, y bajo esa misma luz hay que valorar la importancia estratégica de la Reserva Thomas van der Hammen (RTvdH) en el borde norte de Bogotá, que hoy se encuentra en el centro de una polémica entre el Alcalde de Bogotá y quienes desde hace muchos años vienen impulsando esa reserva que se encuentra legalmente constituida por las autoridades distritales y ambientales.

Reserva Thomas van der Hammen
Al fondo Monserrate

Se ha intentado descalificar la Reserva porque no contiene la biodiversidad que, por ejemplo, tienen nuestros Parques Nacionales Naturales, y se afirma que gran parte de sus terrenos son potreros y escombreras. 

Forma parte de la reserva el Bosque de Las Mercedes (link página 24) que constituye el último relicto de la flora original de esta parte de la Sabana. Pero claro, ese bosque no ocupa toda el área reservada.

Sin embargo, descalificar la reserva porque no es un escenario de megabiodiversidad, equivale a descalificar los discos que tenemos entre nuestras vértebras (discos intervertebrales) porque no tienen neuronas. 

Porque precisamente la principal función de áreas como la RTvdH es cumplir entre varios territorios de la región y particularmente entre núcleos urbanos, la misma función que esos discos entre las vértebras: amortiguan los esfuerzos y facilitan la articulación entre las vértebras, pero impide que se rocen unas con otras.

Cuando el Ministerio de Ambiente, la Academia Colombiana de Ciencias y la CAR avalaron la constitución de esta reserva, tuvieron en cuenta esta y otras muchas consideraciones, basados en estudios científicos que, hasta donde sé, no han sido revaluados.

Una curiosidad alrededor de la metáfora

Como mera curiosidad voy a transcribir lo que se afirma sobre el núcleo pulposo que forma parte de los "discos intervertebrales". Cuando terminen de leer entenderán por qué esta transcripción (resaltados míos):


"El núcleo pulposo se dispone en el centro de todos los discos donde tiene una posición ligeramente posterior. Está formado por una masa gelatinosa de material mucoide muy hidrófilo, con un contenido en agua que oscila entre el 70-90% de agua (máximo en las primeras etapas de la vida y que decrece con la edad) y un contenido de colágeno entre 15-20% (mayor en los discos cervicales y menor en los discos lumbares). En esta masa gelatinosa se han identificado mucopolisacáridos (como son el ácido hialurónico, el condroitín-sulfato y el querato-sulfato) unidos a determinadas cadenas polipeptídicas formando proteoglicanos, cuya función principal es absorber y retener agua como una esponja, y algunas células cartilaginosas responsables de su síntesis. Estos proteoglicanos aportan el 65% del peso en seco del núcleo pulposo. En el interior del núcleo no existen vasos ni nervios.
El núcleo pulposo ocupa el 30% al 50% del área total de la sección transversal del disco, siendo mayor el tamaño y la capacidad de aumentar su contenido de agua en las zonas cervical y lumbar. Durante la carga de la columna, el núcleo pulposo actúa hidrostáticamente, constituyendo una especie de almohada entre los cuerpos vertebrales que permite el almacenamiento de energía y la distribución uniforme de la presión. Hay que tener en cuenta que el material nuclear es sólo ligeramente compresible, por lo que una carga compresiva excesiva puede provocar que el disco protruya lateralmente." 
Protruir (según el DRAE), dicho de una parte del cuerpo o de un órgano: desplazarse hacia adelante, sobresalir de sus límites naturales, de forma natural o patológica.

Tanto en el territorio como en nuestro cuerpo humano y en general en el de todos los seres vivos, incluyendo la Tierra, el AGUA (superficial, atmosférica, subterránea y la que se encuentra en la biomasa) es un actor fundamental para la Vida y su resiliencia frente a múltiples dinámicas internas y externas al organismo



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