No es fácil tomar una buena foto al filo de la noche, en una tarde de aguacero, desde un avión con ventanillas opacas. Sin embargo tampoco se puede renunciar, en aras de la nitidez, a fotografiar esa manera extraña como un rayo de sol logra colarse entre las nubes grises, para iluminar una pequeña porción de Bogotá.
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