jueves, febrero 07, 2008

¡GRITAR QUE NO!

Nota introductoria: El 11 de Septiembre de 1987 (¡hace más de 20 años!) escribí en Popayán este poema. Hubiera querido que muy pronto se desactualizara, pero lamentablemente no: han cambiado algunos escenarios, han aparecido nuevos, otros se conservan. Pero en el fondo, la guerra cada día parece estar más presente. (Perdonarán la tiesura de la columna, pero creo que es más fácil parar la guerra en Colombia que subir este texto al blog con la diagramación original).

I

Un minuto

de silencio

para que podamos oler

el sabor ocre

de la guerra


¡Mejor no!

¡Mejor no más minutos

de silencio

por los muertos!

No más horas de silencio

No más meses de silencio:

De ahora en adelante

por cada muerto

un grito

que le desgarre los oídos

a la muerte.


II

Mucho más acá

de donde alcanza

- sin empinarse -

la mirada

está la guerra.


La podemos tocar

con las yemas

heridas

de los dedos.


La podemos asir

con la visión

de un pájaro

que lucha

contra su propio reflejo

en la ventana.


III

Esos hombres

de verde

Esos hombres vestidos

de ramas

y hojas secas

Esos hombres

que se cuelgan del pecho

de un fusil

o de una metralleta

Esos hombres que viajan

en un camión

sin conversar

de pie

o sentados

con las piernas

colgando

y la mirada ausente

ausente y larga


Esos hombres

van para la guerra

o vienen de la guerra

y miran así porque han visto

la guerra

(y una casa los espera)


IV

El sudor frío

ha derretido

la forma curva

de mis dedos

en el duro metal

que día a día

ha ido perdiendo el color negro


Aguanto la respiración

y oigo crepitar

la luz de las estrellas

al chocar contra las hojas

de los árboles


Aguanto

el pensamiento

y siento correr

mi sangre

por el riachuelo

al fondo

de la loma


Un viento súbito

sacude la rama

en donde velo:

acerco el índice

al gatillo

de la ametralladora

pero el viento da media

vuelta

y se pierde

en la maleza


Miro hacia arriba:

por entre los huecos

del techo

de la selva

veo fosforecer

la Vía Láctea


Miro hacia abajo:

(Me aferro a la rama

con las piernas

y al arma negra

con el alma)


A 30

a 40 metros

puntos incandescentes

repiten

en un rojo sordo

sobre el círculo de un metro

de una hoguera

apagada

el pedazo

de Vía Láctea


Adivino

unos cuerpos

de hombre y de mujer

que sueñan

sobre el suelo

mojado

o en sacos de dormir

o sobre ruanas

desplegadas


Adivino la pareja

que ha hecho

el amor

separados del grupo

por la negrura

de la noche oscura


Se habrán besado

en silencio

se habrán acariciado

lenta,

sigilosamente,

sin quitarse la ropa

sin moverse

sin descuidar

un solo instante

las armas

que a su lado

esperan...


Miro hacia atrás:

en otro árbol

a la altura de mi rama

un punto rojo

inmóvil

que respira:

un cigarrillo

un centinela...


Las lechuzas

las ranas

y los grillos

son las formas

sonoras

del silencio.


En un par de horas

antes de que el sol despierte

debemos atravesar

esa cañada

con quince hombres

dos suboficiales


El comandante nos ordenará

disparar

desde estas ramas

en donde estamos emboscados


Y antes de que alcancemos

a saber

desde dónde

nos llueven

esas ráfagas


y antes de que alcancemos

a saber

cuántos compañeros

han caído


y antes de que alcancemos

a ponernos a cubierto

a contestar el fuego


Yo

desde estas ramas

en las que he pasado dos noches

sin moverme


Desde estas ramas

que me dejan descubierta

l a Vía Láctea


Desde estas ramas

donde espero

habré disparado

veinte ráfagas

y con la primera

habré caído Yo

Yo

que caminaba cincuenta pasos adelante

desmontando la trocha

Y no habré alcanzado a cubrirme

a devolver el fuego...


Y el suboficial que quedó vivo

va a dar orden de que saquen mi cadáver

para enterrarlo con honores militares

envuelto

en la bandera


Y el comandante

va a dar orden

de que saquen mi cadáver

para enterrarlo

con honores guerrilleros

envuelto

en la montaña.


V

La guerra se nos entra

por las mañanas

muy de mañana

por el radio:


Muertos en Afganistán

Muertos en el Líbano

Muertos en El Salvador

Muertos en Antioquia

Muertos en el Meta

Muertos en el Caquetá

Muertos en el Valle

Muertos en el Cauca

Muertos asesinados en todos los rincones

de Colombia

Muertos

Muertos

Muertos:

soldados muertos

guerrilleros muertos

liberales muertos

conservadores muertos

comunistas muertos

socialistas muertos

médicos muertos

profesores muertos

estudiantes muertos

campesinos muertos

jueces muertos

indios muertos

policías muertos

transeúntes muertos

celadores muertos

curas muertos

niños muertos

alcaldes muertos

funcionarios muertos

empresarios muertos

periodistas muertos

bosques muertos

ríos muertos

suelos muertos

cielos muertos

Muertos

hasta los mismos muertos.

Muertos con rostro

Muertos con nombre

Muertos con familia

Muertos con historia

Muertos con futuro muerto

Muertos mal contados

en el monte

Muertos urbanos

cubiertos con sábanas

de sangre

sobre el asfalto

mojado


Muertos que siguen viviendo

y muertos que se quedan

para siempre

muertos.


VI

El interior del cañón

es estriado

y brillante

El lugar es estrecho

peligrosamente estrecho

(un revólver habitable)

pero a su manera

cómodo,

herméticamente cómodo,

peligrosamente cómodo,

como la matriz

de una gran madre

metálica y pesada


El visor de la mira es nítido

y preciso:

el enemigo

se ve mucho mejor

por el visor

como la realidad

se ve mucho mejor

por los espejos


Por el visor de la mira

en el centro de una cruz

(un blanco)

y por el periscopio

veo tabletear

una ametralladora

pesada

desde una casa

en un claro

de la loma

Hundo el pedal:

el proyectil avanza

m u y d e s p a c i o

mientras la recámara

del cañón

r e t r o c e d e

l - e - n - t - a - m - e - n - t - e

El sonido del disparo
camina

d e s p a c i t o

va saltando

titubeando

de molécula en molécula

del aire

como quien atraviesa

un río

caudaloso

saltando entre las piedras


Las balas de la ametralladora

siguen saliendo

una por una

(pasitico)

de la casa

Se cruzan con el proyectil

por el camino

y se saludan

El proyectil

llega a la casa

toca su punta

la cáscara de adobe

y se hunde

con cuidado

entre la tapia

formando un corona de repello


¡Con cuidado!

¡Nos dieron!


¡Mi teniente

- grita el Cabo-

les dimos en la jeta!


Pero yo no le oigo

Cabo

Yo no le oigo

porque el ruido del disparo

que venía despacitico

y el ruido de la ametralladora

y el ruido de la casa

saltando

por el aire

y el ruido

de las astillas y las cañas

y las esquirlas

que se me clavan

en el cuerpo

y el ruido del ventilador

sacando el humo

de las tripas

del tanque

y el ruido del corazón

pateándome las sienes

y el ruido de mi mano

metiendo el proyectil

en la recámara

y el ruido

de la sangre

brotándome a borbotones

de la cara

y el ruido del percutor

golpeando

el fulminante

y el ruido del proyectil

recorriendo el cañón

como un expreso

y el ruido del proyectil

cortando el viento

y el ruido de los hombres

destrozados

y el ruido de mis hijos

jugando en el recreo

y el ruido

de las cornetas

y las marchas

el día del juramento

de bandera

y el ruido del viento

sacudiendo la bandera

Cabo

y el ruido de las mujeres

envolviendo mi ataúd

en la bandera

y el ruido

del primer átomo

pariendo el Universo


Todos esos ruidos

me llegan al tiempo

a los oídos

Cabo

y no me dejan oírle

su madrazo

Cabo


VII

¿A vos?

¿ Por qué a vos?

Por qué a vos

ese papel

con letras recortadas

y pegadas

armando una amenaza

(que vos sos el próximo)


Por qué a vos

esa voz

en el teléfono

esa voz

que te llama

y que te cuelga


Por qué a vos

que sólo atinás a decir

“¿Si me van a colgar

por qué me cuelgan...?”


Por qué a vos

que simplemente querés estar vivo

sin dártelas de vivo

que no querés esta guerra

ni ninguna guerra

a excepción

de nuestra guerra

contra toda guerra


VIII

Obviamente

el primer muerto

es más difícil

pero uno se acostumbra

como a todo...


Lo peor de este negocio

es la espera

la inacción

y - pese a todo -

lo mal pago


Hasta que llega:

ese es

el de la sudadera

el de la chompa blanca

el del sombrero

el del bluyín

el del Mercedes

el de cualquier atuendo

el de la foto que nos dieron

en el sitio que dijeron


Prenda la moto

compa

acérquese despacio

que no surjan sospechas

que cuando se dé cuenta

ya esté muerto


Y acelere

que esta noche

por el radio

vamos a saber a quién matamos.


IX

Yo recorro cada poro

de tu cuerpo

con mis poros

con las yemas heridas

de mis dedos


Me desnudo de piel

Me desnudo de músculos

de vísceras

de huesos


Me desnudo

de sangre

y de cerebro


Me disuelvo

en mi sudor

salobre


Me disuelvo

en la esperma

en donde laten

mil hijos

potenciales


Me impregno

en tu piel

hecha de noches


Y desde tí me asomo

a desafiar

la muerte


Desde ese caldo primigenio

en que nació la Vida

caldo de semen de Dios

y de sudor de estrellas

Desde el océano primordial

donde surgió la primera molécula

de Vida

y que hoy navego

en tu cuerpo

a la deriva


Desde nuestro lecho

Desde nuestros cuerpos

Desde donde seamos visceralmente

conscientes

de estar vivos

(y estemos dispuestos a asumir el precio)


Desde donde

podamos hacerle el amor

al Amor

a la Verdad

a la Luz

a la Existencia

(Y aunque la guerra

se nos entre

por las llagas

abiertas)


Desde allí le podemos

le debemos

le queremos

Gritar que NO

que YA NO MAS

que definitivamente

¡NO A LA MUERTE!

¡NO A LA GUERRA!

Popayán, Septiembre 11 de 1987

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